Para el ejercicio fiscal de 2024, el Congreso aprobó un déficit del 5.4% del PIB, sin embargo, se pronostica que cerrará el año en un nivel que rondará el 6.0%, que es de los más amplios para México desde hace más de 30 años. Al respecto, la SHCP a señalado en los precriterios generales de política económica que la próxima administración prevé que es posible ajustarlo y llevarlo a un 3% del PIB en el 2025.
La pregunta es ¿cómo estabilizar el déficit mencionado? Para lograrlo, el gobierno entrante ha mencionado entre otras alternativas, la reducción de erogaciones en forma importante (más de 800,000 millones de pesos) lo cual podría conllevar el riesgo de afectar la economía y con ello, impactar indirectamente la recaudación fiscal.
Al respecto, también se ha manifestado que no habrá una reforma fiscal en la nueva administración que incremente impuestos, entonces, ¿de dónde saldrán los recursos de este rubro para apoyar esa estabilización?
Una opción que ha delineado la siguiente administración es la de incrementar de manera más efectiva la recaudación de ingresos tributarios, a través de apalancarse con la optimización operativa del SAT, mediante un mejor uso de la tecnología y la inteligencia artificial al interior, para consolidar el enfoque y explotación de las bases de datos de información de los contribuyentes en acciones fiscalizadoras más precisas y eficientes.
Es necesario un plan de apoyo a la consolidación fiscal, pero este solo podrá conocerse y explicarse más claramente cuando el paquete económico 2025 sea presentado y aprobado a finales de año, por lo pronto, algunos organismos empresariales señalan que hay margen para recaudar más ingresos a partir del impuesto a la propiedad, los impuestos ambientales, la formalización y la reducción de las deducciones fiscales tanto para personas físicas como morales.
Dado lo anterior, es necesario que los contribuyentes, empresas y personas físicas, prevean acciones proactivas para cerrar sesgos y áreas de oportunidad que les permitan dentro del marco de la legalidad, impulsar una función analítica y estratégica del manejo de sus contribuciones, mitigando errores para buscar una mayor y mejor planeación de sus operaciones. Hay que estar muy atentos a las iniciativas de los cambios, modificaciones y criterios fiscales que se propongan en el corto y mediano plazo para evaluar y prevenir sus potenciales efectos.
El personal de IMC está atento a las tendencias macroeconómicas y fiscales que afecten los intereses de nuestros clientes y podemos acompañarlos en las decisiones y planes para afrontar las posibles reformas fiscales.